Cuando la pasión se une a tu don
Me costó conocer mi don, la pintura, pero cuando apareció no dudé un segundo en unirse a mi pasión, los animales.
No he querido separarlas, me hacen muy feliz.
Y tengo que decir que fue Zola mi compañera, mi lobita, la que en el momento de cruzar el arcoíris, donde me buscaba con su mirada, la que me hizo ver la misión que iba a emprender unos meses después.
Son momentos duros, cuando hay que separarse de tu compañera, pero a la vez son bonitos, nunca pensé que diría esto, pero me produjo mucha paz.
Fue un momento en el que entendí la misión que Zola vino a cumplir en mi vida y entendí también que esa paz me decía que había estado a la altura.
Esa mirada me contaba que pronto conocería mi don y que a través de él, podría crear obras para personas que necesitaban tener un recuerdo muy especial de sus compañeros para trasportarles a esos momentos que vivieron juntos y tal como se merecen, convertirles en seres eternos.
Pocos meses después, descubrí la pintura y mi alma me indicó que los animales serían los destinatarios de mi arte.
Su mirada fue tan profunda, que me hizo ver que la conexión con el alma de los animales es a través de esa mirada.
Por eso no pinto retratos de animales, pinto almas.